VIANEY; LA NIÑA-MUJER MANCILLADA Y ASESINADA A CUCHILLADAS POR SU PAREJA

*#Entrevista con Juana “N”, madre de la joven de 21 años de edad asesinada por Gregorio de 56 años de edad.

*Un mes antes, la madre la salvó de ser asesinada a machetazos por quien al final le arrebató la vida la noche de este viernes 22 de abril.

ElManifiestoNoticias | Por Enrique Quiroz García

#Oluta “Él la hizo su mujer chiquilla, nomás que yo no me metía porque la chamaca se oponía que yo me metiera. Yo de hecho no quería que estuviera con él; porque como le decía, él estaba demasiado grande para ella y, iban a ver estos problemas porque todo el tiempo él se la pasaba celándola, todo el tiempo marcándole el paso, que no quería que, si ya salía a las cuatro, que cuatro cinco llegara a su casa, que si salía a las tres, que a las tres cinco llegara a su casa; pero yo a la chamaca en una ocasión se la había ido a quitar porque en una ocasión ya la iba a matar, encerrada igual, nomás que esa vez fue un machete que traía en la mano.

– ¿Qué tiempo tiene de eso? – Cuestiono a la madre que responde: -Tendrá como un mes. Desafortunadamente que ella nunca lo quería descubrir”, narra en exclusiva para El Manifiesto Noticias Juana “N”, madre de Edith Vianey Ramírez de Dios, joven de 21 años de edad que la noche del pasado viernes fue asesinada a puñaladas en el que fuera su domicilio ubicado en la Avenida José María Morelos de Villa Oluta, por su pareja de nombre Gregorio Basurto Alemán, de 56 años de edad.

Sobre la barda pequeña de la casa donde vivió Edith Vianey lucen flores amarillas, rosas, en envases reutilizados que sirven de macetas. En el suelo, una mata de acuyo contrasta con el naranja y blanco de las flores en garrafones de agua que contiene la tierra y da vida las plantas. Una mata de papaya, de limón, un nopal, una palmita y otras flores fueron testigos de los últimos años de la niña que se hizo mujer en una mala jugada del destino. Sobre una ennegrecida cortina de tela que la hace de puerta luce una cinta amarilla que parece decir: aquí yace el lugar de la tragedia y, en dos hojas tamaño oficio colocadas por la policía investigadora en forma vertical y horizontal se puede leer: Asegurado.

-“Ella se fue con él como de quince años, porque de hecho él abusó de ella como de trece años. Mi hija la más grande estaba casada con un hijo de él. Entonces, como estaba allá mi otra hija, ella se iba para allá, a cuidar a mi nieta. Entonces, lola salía, la esposa de él, salían las dos y dejaban a la chiquilla con el hombre, y ahí fue que él abusó de ella”, describe Juana “N”.

-¿Pensó usted alguna vez denunciar estos hechos? –Se le inquiere a Juana.
-Sí, le digo que ya lo habían detenido aquí, pero lo que pasa es que… le estoy diciendo que ella decía que, si la separaban de él, ella se mataba. Yo lo hice por ella y mire lo que pasó.

“Yo como madre tal vez no fui tan perfecta. ¡No! Pero yo hice lo que pude. El problema no fue que la chamaca, pues, le digo; se encaprichó con él y no se la pude quitar. Yo no quería (…) Y él también un hombre maduro y no hizo las cosas como debió haberlas hecho, porque aparte le voy a decir una cosa, a pesar de que mi hija era joven, ella era muy tranquila, muy tranquila, era tranquilísima. Entonces él no tenía motivos para haberle hecho esto y es lo que a mí más coraje me da, porque todavía hubiese dicho que ella anduvo haciendo desastres, era tranquila. Estoy enojadísima, molesta, molesta, molesta, porque no se lo merecía, no se lo merecía”, relata la madre en cuyos ojos deja entrever el ademán de desconcierto y tristeza.

En la calle Juan de la Luz Enríquez, entre las calles San Miguel y 5 de mayo, es velado el cuerpo de Edith Vianey. Ancianos aguardan frente al domicilio. Hombres y mujeres llegan para dar el pésame a la madre. El cuerpo de la muchacha yace en el interior del féretro custodiado por veladoras y flores de un raro olor, en tanto, el lugar se impregna de cánticos y lágrimas.

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